viernes, noviembre 17, 2017

Las Marcas de la Muerte


Tras lograr el éxito a lo largo de todo el planeta con Divergente y sus secuelas, la escritora Veronica Roth nos ofrece algo un poco distinto con su nueva saga, que comienza con este Las Marcas de la Muerte. Del futuro distópico pasamos a un emplazamiento de ciencia ficción, eso sí, sin dejar el YA de lado.

En un universo en el que los humanos viajan por el espacio a través de la llamada corriente, en el que gracias a esa energía las personas desarrollan diferentes dones y solo unos pocos agraciados tienen un destino, Cyra y Akos se encuentran en bandos opuestos. Aunque ambos pertenecen al mismo planeta, Thuvhe, sus pueblos son enemigos mortales. Cyra tiene el don de provocar dolor, el mismo dolor que siente ella constantemente, mientras que Akos es inmune a los dones de los demás. Akos ha caído en manos de la familia de Cyra, y es obligado a trabajar para ella, para mitigar su dolor. El hermano de Akos es esclavo del hermano de Cyra, Ryzek, que pretende desafiar a su destino y hacerse con el poder del planeta. Aunque sus caminos parezcan contrarios, Cyra y Akos descubrirán que son más parecidos de lo que creen.

No he leído Divergente ni he visto la película más que un trozo cuando la dieron en televisión, así que este libro es mi primer acercamiento a Roth, y las impresiones no han sido muy buenas. Las Marcas de la Muerte, más allá de las ampollas que ha levantado por su retrato de los shotet y una posible romantización del dolor crónico, no está en ningún momento a la altura de su premisa. Aunque sea un YA de pura cepa (los protagonistas adolescentes que se unen para comenzar una rebelión, destinos que parecen infranqueables pero a los que se rebelan de todas formas, el don especial de cada uno, el romance de turno...) tiene algunos elementos que podrían haber sido interesantes. ¡Viajes por el espacio! ¡Las posibilidades son infinitas! Sin embargo, pronto se ve que el libro tira por los mismos clichés de siempre y que la autora no ha trabajado mucho todo el tema de los viajes por la galaxia. Por ejemplo, durante una buena parte de la novela la protagonista hace hincapié en lo importante que es la travesía para su pueblo, ese momento en el que viajan hacia otro planeta para recuperar tesoros que otros consideran basura. Pues bien, cuando llega el momento de la travesía, casi toda la acción sucede en la nave, y lo que es la búsqueda dura como tres o cuatro páginas. Todo el maldito libro consiste en la corriente, las flores del hielo y la hierba pluma, no hay más.

Roth no es muy hábil para describir los planetas y el mundo en el que viven los protagonistas, y las descripciones no consiguen transportarte a esos escenarios, algo que en fantasía debería ser indispensable. La acción tampoco es muy vibrante y la trama en sí se hace muy pesada. Hay ciertos momentos en los que parece que va a pasar algo chulo pero la narración le quita todo el interés que pueda tener. Y los personajes tampoco son nada del otro mundo, siguen el típico esquema de "soy un monstruo que hace cosas terribles" y "no, yo no te veo así y te amo por lo que eres", con los dilemas morales que cabe esperar. Hay un par de giros hacia el final que son bastante previsibles y encima queda todo abierto porque habrá más libros, claro.

Las Marcas de la Muerte es un libro muy, muy básico. A lo mejor para los más jóvenes que tienen poca experiencia en la ciencia ficción puede que les entre un poco más, pero para un lector con recorrido esta novela es demasiado simplona y lo que es peor, aburrida. Desde luego hay opciones mucho más apetecibles en lo que respecta a la fantasía y/o la ciencia ficción.

Nota: 1'5/5

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